COLEGIO DE MÉDICOS DE BIZKAIA

Cosme Naveda | Presidente del Colegio Oficial de Médicos de Bizkaia

Advierte del riesgo de juntarse con personas sin inmunizar y de las aglomeraciones o grandes reuniones esta Navidad

Optimista, pero prudente. Cosme Naveda, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Bizkaia, afirma que la presión asistencial, tanto en UCI como en planta, se mantiene estable en Euskadi, de ahí que «el repunte no suponga un gran problema». Sin embargo, aconseja evitar grandes reuniones esta Navidad y juntarse lo menos posible con personas no inmunizadas «porque son más susceptibles de enfermar», y por tanto, de propagar el virus. De hecho, el profesional sanitario se muestra rotundo con la efectividad de la vacunación, que debería ser «obligatoria para el personal sanitario y de residencias».

¿Cómo ve el momento actual?
En principio, soy optimista, aunque hayamos tenido un retroceso y un repunte de casos. De momento, no supone un gran problema porque las hospitalizaciones en UCI se mantienen estables desde hace semanas. Ingresos en planta sí que hay, pero no se trata de un aumento muy importante. Además, parece ser que la mayoría de las infecciones se producen en niños menores de 12 años y en no vacunados. Es lo lógico, pero habrá que tener cuidado con los posibles contactos que tengamos.

¿Qué le transmiten los profesionales desde los hospitales?
De momento, no hay una gran presión asistencial, pero se mantienen las reservas por ver cómo evoluciona. Estamos a la expectativa. Las previsiones no indican que vaya a producirse una avalancha de ingresos.

¿Qué perfil de pacientes ingresan en los hospitales por covid?
Los que están más graves son personas mayores, que por el motivo que sea se han contagiado: pueden ser ese porcentaje de vacunados a los que la inoculación no les ha dado la cobertura, que hayan rechazado inmunizarse o que no les haya dado tiempo a ponerse la tercera dosis. Son los más vulnerables y los que enferman con más facilidad. Cuanta más edad tenemos, la respuesta inmunitaria que producimos, por vía natural o artificial, es siempre menor. Son los que van a la UCI, salvo casos esporádicos que se producen en cualquier rango de edad, incluso en niños, pero de manera muy excepcional.

¿Esperaban el repunte?
Era lo lógico. Al eliminar las restricciones, se dan aglomeraciones y más interacciones y, por tanto, se producen más casos.

Aunque nos hayamos inmunizado.
La vacuna lo que hace fundamentalmente es que no se desarrolle una enfermedad grave, pero el virus sigue ahí. Te puedes infectar y lo puedes transmitir.

¿Fue precipitado levantar todas las restricciones de golpe y porrazo?
Atendiendo a criterios estrictamente sanitarios, clínicos y epidemiológicos, hubiera sido mejor mantener más tiempo el nivel de restricción. Pero no son los únicos factores que hay que tener en cuenta a la hora de tomar decisiones: la cuestión anímica, los intereses económicos... Entiendo que fue adecuado en el tiempo. Socialmente había que ponerse en marcha.

¿Percibe una excesiva relajación en el uso de la mascarilla?
Se utiliza muy poco y mal. Lo vemos todos: tanto en la calle cuando se producen grandes concentraciones como en el interior de establecimientos. Es la única restricción vigente y se ve mucha pasividad.

¿Nos hemos confiado demasiado con la vacuna pensando que ya estábamos a salvo?
Todos pensábamos que una vez vacunados no iba a haber problema. La inoculación ha servido, sin duda, para mucho. ¿Qué todos decíamos que con la vacuna se acababa? Es lo que queríamos oír y creer como población general.

El puente de diciembre está a la vuelta de la esquina. Luego vendrá Santo Tomás, los cotillones de Nochevieja... ¿Van a ser necesarias medidas para evitar un repunte tras la Navidad?
Todas las aglomeraciones van a favorecer la diseminación del virus. Con certeza absoluta. ¿Cuántos van a enfermar? Probablemente, más que si no se diesen esas concentraciones.

¿Las prohibiría?
Las desaconsejamos. No sé que medidas tiene pensadas el Departamento de Salud. Ya veremos. Mi consejo es juntarse los menos posibles en cenas de empresa o reuniones familiares, y en especial, con no vacunados. Tampoco hay que tratarles como apestados, pero siempre son más susceptibles de enfermar. Va a haber un repunte seguro.

«Egoístas e inconscientes»
¿Qué opina de quienes no han querido vacunarse?
Son personas egoístas e inconscientes. Es una responsabilidad individual, pero también colectiva.

¿Debería ser obligatorio vacunarse para determinados casos? ¿Para los trabajadores sanitarios y de residencias, por ejemplo?
Es una opinión personal, pero obligaría a la vacunación a todos los que estamos en contacto directo con personas susceptibles de enfermar. Me refiero al ámbito sanitario y al sociosanitario. Luego, la libertad individual es cierto que está ahí y legalmente hay dudas, pero aquí también se podía aplicar eso de que mi libertad se termina donde empieza la de los demás. Si voy a ser un vehículo de transmisión, debería vacunarme. Si tengo que estar sin enfermar para poder atender a esas personas, tendría que vacunarme para minimizar la probabilidad de contagiarme.

La inmunización ha marcado un antes y un después.
Se ha mostrado totalmente efectiva. Solo tenemos que compararnos con países del entorno. Donde ha habido más rechazo, están teniendo más casos.

¿Cómo valora las tasas vacunales en Euskadi? 
Alcanzar una cobertura del 90% está muy bien. Lo ideal sería el 98% y el 2% restante porque la tienen contraindicada. E incluso, si se demuestra que los niños también se pueden vacunar, yo lo apoyo. Cuanto menos nicho tenga el virus en la sociedad, mejor.

¿Prevé un mayor rechazo por parte de los padres por considerar innecesario vacunar a los niños?
Quienes se opongan a vacunar a los niños será porque para ellos también las han rechazado. Imagino que el porcentaje será similar. La mayoría de las personas han hecho caso de lo que han dicho los expertos en estos asuntos y cuando esos mismos expertos nos digan que la profilaxis pediátrica es efectiva y segura también tendríamos que hacer el mismo caso.

Y con los jóvenes, ¿qué ocurre? ¿Por qué les cuesta sumarse al llamamiento?
Habría que preguntarles a ellos. Quizá, sea por comodidad o por moda. Es muy guay ser contestatario en este tipo de cosas. Hay que serlo, pero en temas de salud y con las recomendaciones dichas y redichas, mantenerse en esa postura no es lógico.

¿La gente sigue sin ser consciente de la gravedad que supone el virus?
Las personas somos frágiles de memoria. Si esta pregunta la hacemos en la calle hace un año, todo el mundo te diría que es una enfermedad gravísima. Todos estábamos aterrados socialmente, pero como se nos olvidan las cosas, todo se va relajando. Es cierto que ya no hay el problema tan brutal de aquel momento, pero aún hay gente que lo pasa muy mal y se muere.